EL HOMBRE DE AMOR
¿Quién es este Hombre del amor, cuyo encanto alegra a los niños y alivia su llanto? Su amor, ternura y gentil comprensión nos dan paz en el alma y en el corazón.
Siglo tras siglo se ha contado la historia y se han celebrado actos en Su memoria. Ese Niño de Belén, ¿qué misterios encierra? ¿Sabemos de cierto por qué vino a la Tierra?
Leemos acerca del Calvario y la cruz, de cómo ascendió a la gloria y la luz. ¿Qué enigma oculta? ¿Qué nos advierte el relato de Su vida, Su pasión y Su muerte?
Testigos dijeron que había vuelto a la vida y que rumbo a los Cielos fue Su partida. ¡En las nubes vendrá con fuerte clamor para llevarse consigo a los hijos del amor!
Oración 2
Esta noche tuve un sueño, que en aquel Monte Calvario tres cruces yo vi clavar y en la más alta de ellas, yo te vi crucificar.
Esa Divina Frente, te vi sangrar.
Esa Divina Espalda, te vi azotar.
Esas Divinas manos, te vi clavar.
Esos Divinos Pies, te vi clavar.
Ese Divino Pecho, te vi sangrar.
Esa Divina Boca, te vi destemplar con hiel y vinagre.
Si Madre todo lo que he dicho es pura verdad.
Quien esta oración rezare todos los viernes del año.
Indulgencias ganará.
Como hierbas tiene el campo, como arenas tiene el mar.
Como estrellas tiene el cielo.
A la hora de su muerte, el demonio no sabrá, las puertas del infierno cerradas las hallará y las del Paraíso, abiertas para entrar a la gloria.
Tres horas antes que muera, verá a la Virgen sentada en su cabecera, para que en sus brazos muera.
Si el que la sabe no la reza, o el que la oye no la aprende, el día del juicio sabrá lo que esta oración contiene.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración
¡Oh Misericordiosísimo Jesús!
Tu bondad es infinita y los tesoros de tus gracias inagotables. Yo confío enteramente en tu Misericordia. Y me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de tu gracia y amor que brotaron de tu Sagrado Corazón en la cruz. Yo deseo propagar tu Misericordia por medio de las obras espirituales y corporales de Misericordia, especialmente convirtiendo a los pecadores, consolando y ayudando a los afligidos y a los enfermos. Pero Tú me vas a proteger como tu propiedad y tu gloria, pues yo temo todo de mi debilidad y espero todo de tu gran Misericordia.
Que toda la humanidad conozca el abismo incomprensible de tu gran Misericordia y ponga toda su esperanza en ella y la alabe por toda la eternidad.
Amén
Plegaria para la noche
Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los
clamores se apagaron, aquí al pie de la cama mi alma
se eleva hasta a Ti para decirte: creo en Ti, espero en
Ti, te amo con todas mis fuerzas. Gloria a Ti, Señor.
Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las
alegrías y desencantos de este día que quedó atrás.
Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas
me dominaron, si di entrada al rencor o la tristeza,
¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.
Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si
me dejé llevar por la impaciencia, si fui espina
para alguien, ¡perdón, Señor! No quiero esta noche
entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la
seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia
enteramente gratuita, Señor.
Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra
fresca que me ha cobijado durante todo este día. Te
doy gracias porque -- invisible, cariñoso, envolvente --
me has cuidado como una madre, a lo largo de estas
horas.
Señor, a mi derredor ya todo es silencio y calma. Envía
el ángel de la Paz a esta casa. Relaja mis nervios,
sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi
ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego
confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en
tus brazos.
En tu nombre, Señor, descansaré, tranquilo.
Así sea.
Oración de la mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz,
sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos
de amor; ser paciente,
comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver detrás de las apariencias a tus hijos,
como lo ves Tú mismo,
para así, poder apreciar
la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda
maledicencia, que sólo los pensamientos
que bendigan permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo
que todos los que se
acerquen a mí, sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que durante este día,
yo te refleje. Amén.